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Descárgate el Programa de las I Jornadas Fadriqueñas que se celebrarán del 29 de mayo al 1 de junio para conmemorar el 650 Aniversario de la muerte del Infante Don Fadrique a manos de su hermanastro, Pedro I El Cruel, que otorgó la Carta Puebla a La Villa de Don Fadrique y la fundó.
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La Villa de Don Fadrique y el Infante Don Fadrique, una reseña histórica
La Villa de Don Fadrique, encuadrada dentro de la Ruta del Quijote a su paso por La Mancha toledana, celebra este año 2008, el 650 aniversario de la muerte de su fundador, el hijo bastardo del rey Alfonso XI, apodado “El Justiciero”. Lo hará entre los próximos 29 de mayo y 1 de junio, con la celebración de las I Jornadas Fadriqueñas, en las que habrá diferentes actividades para honrar al Infante Don Fadrique, el cual otorgó en 1343 la Carta Puebla denominándose desde entonces a este lugar Puebla de Don Fadrique, que hasta entonces se llamaba Puebla de la Isla, debido a que está circundada por dos ríos, el Gigüela y el Riansares.
El Infante Don Fadrique fue uno de los diez hijos bastardos que tuvo el monarca de Castilla, Alfonso XI “El Justiciero” con la sevillana Leonor de Guzmán, y es hermano gemelo de Enrique. Ambos, nacieron en Sevilla el 13 de enero de 1333 y en 1342, contando Don Fadrique con 8 años, se le nombró Maestre de Santiago y al año siguiente otorga el “Privilegio de La Puebla de Don Fadrique”.
Fue hermanastro de Pedro I “El Cruel”, cuya mujer tuvo un romance con el “fadriqueño” y este tuvo un hijo con ella, Alonso Enríquez. Tras varias partidas entre ambos, a los 23 años se reconcilian sirviendo el infante con lealtad y eficacia al que ya era rey de Castilla allá por 1356. Conquistó para este Jumilla, siendo adelantado en el Reino de Murcia.
El 29 de mayo de 1358, Pedro I “El Cruel”, haciendo gala de su apodo, mandó apresar a su hermanastro, el “Gran Maestre de la Orden de Santiago”, y, a sus 25 años, le torturó hasta quitarle la vida en la sala de los Azulejos en el Alcázar de Sevilla. En ese lugar donde sucedió tamaño crimen, la historia cuenta que el monarca se sentó a comer en presencia del cadáver de su hermanastro.
Y ese suceso será el que celebren los fadriqueños a finales del mes de mayo, una población típica de La Mancha que perteneció a la Orden de Santiago durante cinco siglos. Los vestigios poblacionales que se conocen se remontan a 1212, repoblada primero por mozárabes y luego por la orden santiaguesca con sede en Uclés (Cuenca). En un principio, y hasta que el hijastro del rey Alfonso XI “l Justiciero” le otorgara la Carta Puebla, formaba parte de Corral de Almaguer y pasó a denominarse Villa de Don Fadrique en 1914 para evitar su homonimia con la población que existe en la provincia de Granada y para que dejara de llamarse “La Puebla primera” al ser esta la que ocupaba el primer lugar en la ruta Villacañas-Quintanar de la Orden, donde a continuación está “La Puebla de Almoradiel.”
Ligado a la vid desde sus inicios
Rica en historia, tradiciones, costumbres y gastronomía, el municipio fadriqueño presume de ser un pueblo trabajador, emprendedor, dinámico y con un futuro muy prometedor. Es orgulloso del rico legado que el devenir de los tiempos le ha dejado, desde esas leyendas de su fundador que da nombre a su lugar, hasta la generación de riqueza donde se entrelazan la viña y el vino, sus ricos caldos, con una industria moderna y puntera.
Ya en el documento de la carta de población de La Puebla de la Isla del 25 de abril de 1343, el Maestre de la Orden de Santiago Don Fadrique indicaba que los que “ahora vivan aquí construyan sus casas tejadas y planten tres aranzadas de viña cada uno, de manera que en tres años estén todas puestas y las casas levantadas.”
Y, fieles a esa tradición, los fadriqueños han hecho del viñedo, no sólo un elemento fundamental de su paisaje, sino un motor generador de riqueza esencial para la vida del municipio. Ese es su pasado, su presente, y su futuro, que se entreteje con un incipiente y moderno desarrollo industrial, sobre todo ligado al sector de la madera, que respeta el medio ambiente, buscando la autosuficiencia energética en el viento o el sol, como demuestran sus techos solares o sus molinos de viento.
El paseo por las calles recuerda todo esto, su pasado noble, con casas solariegas y señoriales como la Casa de la Tercia que hizo las veces de granero del lugar, y que la construyó el mismo arquitecto que la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. De la Asunción y la Casa Parroquial, o la Casa de las Llaves, todas ellas del siglo XVI. También la Casa de los Laras, del XVII o la Casa del Marqués, del XVIII, edificios todos que jalonan un rico legado arquitectónico que muestra la riqueza del lugar.
Todo este patrimonio se completa con las chimeneas de las antiguas alcoholeras, que dan fe de la potente industria vitivinícola que tenía a principios del siglo XX cuando Villa de Don Fadrique alcanzó su techo poblacional con cerca de 6.000 habitantes. Las fiestas patronales se celebran en honor al Santísimo Cristo del Consuelo del 10 al 13 de septiembre, aunque también destaca en el calendario su vistoso y colorido carnaval y Santa Ana, con una Ermita que da nombre a un barrio situado en el lado sur en la salida hacia Quero.