La Fiesta del Milagro del Santísimo Cristo del Consuelo, vuelve a ser rememorada, casi, con todos los honores en La Villa de don Fadrique, en momentos de pandemia, este 17 de mayo de 2021. Durante todo el día, los fadriqueños han podido honrar a su patrón en la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción, en tan marcada efeméride, con la vuelta a todos los actos habituales, salvo la música que acompañaba estos años siempre a la función religiosa, debido a que aún hay que tener precaución con los encuentros sociales debido a la pandemia del coronavirus Covid-19.
Así las cosas, la función religiosa de honor por el Milagro, esta tarde a partir de las ocho de la tarde, junto al triduo que se ha celebrado estos tres últimos días, han hecho que la población fadriqueña pueda rendir con casi toda la normalidad, lo que manda la tradición durante los últimos 96 años, en agradecimiento sincero a su benefactor en aquellos años en los que la sequía esquilmaba las cosechas y la economía de este pueblo de La Mancha toledana. La ofrenda floral también varía en tiempos de pandemia, pudiéndose realizar tras las misas, en el interior del templo parroquial, con todas las medidas sanitarias.
96 años fieles a la tradición
La Villa de Don Fadrique, así pues, tiene grabado en oro esta fecha en su calendario, el 17 de mayo. Porque fue un día como hoy, pero de 1925, cuando el pueblo, azotado por una gravísima sequía que estaba esquilmando los campos y las cosechas, sacó en rogativas a su patrón el Santísimo Cristo del Consuelo, pidiéndole que lloviera, y llovió. Y desde entonces, el pueblo, agradecido a su benefactor, le dedica una solemne función religiosa que finaliza con una ofrenda floral.
Cuenta la tradición oral que ese día de aquel año, elegido para la rogativa, se sacó en procesión al Santísimo Cristo del Consuelo desde la Parroquia de Ntra. Sra. La Asunción en dirección al Pozo de los Caramelos, situado en la carretera de Quero donde está en la actualidad la Torre del Agua. Hacía una tarde muy soleada, pero conforme avanzaba la comitiva se fue nublando y ya desde la plaza empezó a caer una lluvia fina. Esto anímó a todos a seguir la procesión hasta el final previsto, y hasta ahí cayó una lluvia torrencial que dejó a todo el mundo empapado, sin embargo nadie sufrió ningún resfriado ni nada parecido.
Según la narración de dos testigos de excepción en La Villa de Don Fadrique de aquel día, las dos centenarias de la localidad que en paz descansen, Benita Santos y Salustiana Aguado, el milagro sucedió mientras se hacía la rogativa que empezó con un sol deslumbrante y, a medio camino de la procesión, empezaron a aparecer grandes y negros nubarrones en el cielo que desencadenaron una incesante lluvia que hizo salvar los sedientos campos, y la maltrecha economía local por esta pertinaz sequía que aquí concluyó.
Según narraban la dos abuelas fadriqueñas, “hay un canto que cuenta lo que pasó aquel día, todos los ricos se querían volver y los pobres dijeron arriba con él”. La cuestión es que, en medio de un diluvio, siguió la marcha hasta su destino, y, al llegar al Pozo de los Caramelos, “una blanca paloma se posó encima del Cristo. Todo el mundo acabó empapado, indicaron las dos centenarias, a la gente le encogieron las ropas que vestían y a los hombres le destiñeron sobre la cara las boinas, que eran tintadas, y, a pesar de la gran lluvia, cuentan las crónicas que el médico certificó que nadie cogió ni un mal resfriado.”
Desde entonces, todos los años se celebra esta función de Acción de Gracias que finaliza tras un triduo en su honor. También ha salido en rogativas otras muchas veces, la última en el 2000 por el 75 Aniversario, y siempre que la sequía amenazó de sed los castigados campos de La Mancha.
Ese mismo día, pero dos horas más tarde, a las seis, está documentado que en Villatobas también hicieron una rogativa con el Cristo de la Humildad e igualmente obró el milagro en aquella cercana población toledana, que también lo recuerda con un programa muy parecido al fadriqueño.
Así narran algunos versos de la poesía que compuso para recordar aquel milagro, el doctor Juan Salva García-Molero.
...Ante Él gime el labrador
que bañado en frío sudor
y dejando el fuerte arado
a su hogar vuelve cansado
terminada su labor.
Pues al ver que el Sol que abrasa
sus pocos bienes arrasa
muéstrase triste y sombrio
y un sudor mucho más frío
por su pobre cuerpo pasa.
Y allí los ricos señores
de extensísimas labores
inclinan su altiva frente
pidiendo al Cristo clemente
cual humildes labradores...
...
Y sin nubes en el cielo
despejado se halla el día
y aunque existe algún recelo
en el Cristo del Consuelo
el pueblo entero confía.
...
Y la negra oscuridad
lentamente se acentúa y con gran solemnidad
la divina autoridad
por la plaza continúa.
...
Y una lluvia fina y lenta
que a muchos les representa
el pan con que han de vivir
viene el campo a redimir
y por instantes aumenta.